La fotografía de retrato es un enorme reto. Vivimos en una sociedad que nos reclama constantemente mostrar nuestra imagen a los demás, ya sea con fotos de retrato personal para nuestras redes sociales, o fotos de retrato para nuestra web profesional. En ambos casos mi cámara tiene la función de hablar de ti, mostrando la persona que eres, como profesional, pero sobre todo, como ser humano. Porque precisamente es en las fotos de retrato corporativo donde lo más importante no es sólo mostrar tu trabajo y tu contexto, sino mostrar cómo eres, la forma en que sientes y desempeñas tu labor. Tus clientes quieren saber quién es la persona que hay detrás del profesional.

Por eso, tus fotos deben enseñar tu lado más humano y personal, el que te diferencia del resto.¿Y cómo llegar a eso? La respuesta para mí siempre es la misma: complicidad. Siempre que he realizado fotos de retrato, el primer paso es conocer de cerca a la persona, que me cuente acerca de su vida profesional pero tambien de su forma de ser y sentir. Así lograremos esa complicidad entre los dos para que cuando te pongas delante de mi cámara te sientas libre y la sesión se convierta en una conversación amable y fluida. Saldrás tú, sin posados artificiales, de forma natural y sincera. Entonces es cuando realmente, tu retrato eres tú.

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